Tonio es un chico solitario al que le gusta hacer listas ordenadas para todo: cree que sus compañeros de escuela dicen que es “raro”. Es hijo único y vive con Lucrecia, su mamá bailarina; con Ramón, su papá chef; con Albertina, su abuela tejedora de bufandas; con Hércules, el gato de su abuela; y con Edison, su mascota, que es un pez.

Un día, justo antes del comienzo de clases, después de revisar que sus lápices estuvieran en orden y su ropa lista para la mañana siguiente (en especial su zapato y su media izquierdos, que siempre se ponía primero), algo entró por la ventana de su pieza. Algo que ni Tonio ni su familia pudieron encontrar.

A la mañana siguiente, cuando Tonio abrió los ojos, vio que su cuarto era un lío y que sus lápices estaban mordidos. No tuvo tiempo de averiguar qué pudo haber sido, porque se hacía tarde y debía irse a la escuela. Pero algo raro pasaba con su mochila: se movía y hacía que Tonio se comportara de manera extraña. Cuando pudo, espió el interior y descubrió a Tux, un extraterrestre con bastante apetito que solo podía ser visto por aquellos que él quisiera que lo viesen. A partir de entonces, la vida ordenada de Tonio francamente se desordenó. Y fue un desorden que lo hizo muy feliz, pese a las preocupaciones que traerían las investigaciones del profesor Franfrulem para dar con el extraterrestre, porque nunca volvió a estar solo.

Tonio y Tux: Una Aventura Intergaláctica - Liliana Cinetto y Ximena García

R$81,76
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Tonio es un chico solitario al que le gusta hacer listas ordenadas para todo: cree que sus compañeros de escuela dicen que es “raro”. Es hijo único y vive con Lucrecia, su mamá bailarina; con Ramón, su papá chef; con Albertina, su abuela tejedora de bufandas; con Hércules, el gato de su abuela; y con Edison, su mascota, que es un pez.

Un día, justo antes del comienzo de clases, después de revisar que sus lápices estuvieran en orden y su ropa lista para la mañana siguiente (en especial su zapato y su media izquierdos, que siempre se ponía primero), algo entró por la ventana de su pieza. Algo que ni Tonio ni su familia pudieron encontrar.

A la mañana siguiente, cuando Tonio abrió los ojos, vio que su cuarto era un lío y que sus lápices estaban mordidos. No tuvo tiempo de averiguar qué pudo haber sido, porque se hacía tarde y debía irse a la escuela. Pero algo raro pasaba con su mochila: se movía y hacía que Tonio se comportara de manera extraña. Cuando pudo, espió el interior y descubrió a Tux, un extraterrestre con bastante apetito que solo podía ser visto por aquellos que él quisiera que lo viesen. A partir de entonces, la vida ordenada de Tonio francamente se desordenó. Y fue un desorden que lo hizo muy feliz, pese a las preocupaciones que traerían las investigaciones del profesor Franfrulem para dar con el extraterrestre, porque nunca volvió a estar solo.